¿Cómo se va a negociar el salario mínimo para 2022?

El próximo 26 de noviembre se instalará la mesa de concertación en el que la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales empezará la negociación por el aumento del salario mínimo del 2022.

Para esta definición se tendrán en cuenta dos elementos: la tasa de inflación, que en octubre llegó a un incremento anual del 4.58% y la productividad laboral, “un indicador desafortunado ya que no ha sido usual que las partes de la negociación se pongan de acuerdo sobre la validez técnica y, por lo tanto, del dato preciso de este factor. Lo cierto es que el crecimiento económico se espera esté cercano al 8%, aspecto que pondrá en aprietos a las partes ya que, en un contexto de recuperación económica con alto desempleo, el mayor crecimiento necesariamente conduce a una mejoría en la productividad del trabajo”, explica Jaime Rendón Acevedo, director Centro de Estudios e Investigaciones Rurales (CEIR), Universidad de La Salle.

Con este panorama el aumento salarial deberá ser la inflación más el componente de productividad, es decir, cerca de un 5% de inflación más los puntos de productividad que “en los últimos 10 años ha tenido un promedio de 1.75% (2.3% en el período Duque) cuando el crecimiento del PIB ha sido del 2.6%. Si se mantiene el promedio, el aumento salarial debería estar entre el 6.5% y el 7.5%. Este sería el primer escenario que, en un contexto electoral difícil, la presidencia, salvaguardando su partido de gobierno, no se atreverá a contrariar”, asegura Rendón.

La negociación del salario mínimo debe involucrar a todas las partes para generar estabilidad en los ingresos de los colombianos y mejoramiento de las condiciones productivas del país, pues, “Colombia necesita avanzar hacia la justicia laboral, hacia el goce efectivo de los derechos, so pena de seguir sumido en la informalidad, la precariedad de los ingresos y la falta de garantías de todo orden. Este sería un buen momento no para profundizar la flexibilidad y reducción de los costos avanzados en los últimos 30 años, sino para encontrar apuestas de país hacia una mayor equidad y productividad”, afirma el director del CEIR.

En un país como Colombia, donde la polarización es tan alta y las instituciones se debilitan, es difícil llegar a acuerdos desde las diferentes partes, con el fin de generar estabilidad en los ingresos de los colombianos, por este motivo, el director del CEIR considera que, por la situación actual del país el aumento del salario mínimo será determinado por el gobierno, lo cual “es supremamente grave porque el país debe atender el desempleo y la alta informalidad y para ello se requiere de una reforma laboral que pueda dar cuenta de diferentes elementos que van desde las propias remuneraciones, los tipos de contratación (caso de los contratos de prestación de servicios) y los empleos de las plataformas; hasta contemplar elementos de la seguridad social que siguen siendo aspectos no claros, donde estando atados al contrato de trabajo, terminan por tener muy poca cobertura”, puntualiza Rendón.

El tema de la brecha de género en lo laboral es un aspecto que también se espera sea puesto sobre la mesa, ya que sus vulnerabilidades en el mercado laboral quedaron más que expuestos con la crisis sanitaria.

Tomado de: LA REPÚBLICA



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